Torre de la pólvora
Esta torre, Prašná brána en checo, constituye otro de los emblemas de la ciudad y una huella más del esplendor medieval. Se conserva en muy buen estado y debes acercarte a verla, no solo para admirar su estilo gótico sino para explorar su interior.
La edificación es una de las muchas que hubo en su día, recuerda que uno de los apodos de Praga es la “Ciudad de las Cien Torres”. Comencemos la visita:
Visitar la Torre de la Pólvora
Puedes visitar este monumento todos los días de la semana, aunque su horario varía en función de la estación y del mes en el que vayas. Pero mínimo está abierta de 9 de la mañana a 6 de la tarde.
Se encuentra en la calle Na Prikope Prague, en el número 1, al lado de la Casa municipal y como te anunciaba antes, no se trata solo de admirar su decoración, sino que tiene dos pisos que podrás explorar.
En cuanto al exterior puedes divisar diversas estatuas que están ordenadas de modo que:
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En el 1º piso te encontrarás con una serie de estatuas y esculturas de diferentes reyes de Bohemia, como el famoso Carlos IV.
Además están acompañados de los escudos de los lugares sobre los que reinaron.
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En el 2º piso también vas a ver más estatuas de santos y ángeles formando un círculo alrededor de las estatuas de Cristo y la Virgen María.
La visita no se acaba aquí, te toca entrar y explorar el interior, donde hay diferentes exposiciones sobre la ciudad, o sobre pintura u orfebrería.
Tendrás que subir unas cuantas escaleras para acceder a la galería superior y contemplar a modo de recompensas las vistas que ofrece desde su altura de 65 metros. Desde arriba verás con detalle la parte de la ciudad vieja, ya que la plaza está enfrente.
Todo esto lo puedes hacer por 4€ o acceder libremente si tienes la Prague Card.
Historia de la torre
Esta estructura fue levantada a finales del siglo XV con el objetivo de que se convirtiera en una de las puertas incrustada en la muralla fortificada que diera acceso a la ciudad. Su primer arquitecto fue Mathias Rejsek, que también realizó las estatuas que hay en ella.
Era por tanto la antigua entrada principal, y con la que se encuentra al final de la Ciudad Vieja son los únicos vestigios de la antigua fortificación, ya que en el pasado estaba amurallada la ciudad.
A mediados del siglo siguiente sufrió un importante incendio, el mismo que incendió la que es hoy la casa municipal, y quedó bastante dañada. Sin embargo fue rápidamente reconstruida y esta vez su arquitecto fue Josef Mocker. En el siglo siguiente su uso pasó a ser otro, empezó a ser usada para servir de almacén para la pólvora, de ahí el nombre que ha mantenido hasta la actualidad.
En el siglo XIX esta torre servía para señalar el inicio del Camino Real, el recorrido que hacían los futuros monarcas que iban a ser coronados en el Castillo.